Tanto que decir y, como siempre, no sé cómo comenzar. Por fin he pintado algo. Las cosas, al final, surgen. De nada sirve tanta pre-paración, tanto pensar cómo será o cómo lo haré. Al final todo viene rodado. Pero no debe ser un final, sino un principio. En realidad no he pintado, iba a decir nada, pero sí lo he hecho, por fin. He pintado una mierda, pero lo he hecho.

Se acabaron las tonterías. No debo esperar nada, ni siquiera mucho, solo recoger experiencias y experimentar para luego recoger. No se me va a ir la cabeza en divagaciones sin sentido. Ya no. Aunque tampoco diré que se acabaron. No sería justo. Hechos y sólo hechos. Es curioso, termino dándome cuenta de que lo único que hace cambiar las cosas son los hechos. Hechos como el de hoy. No estoy del todo lleno, aunque sí debo decir que me encuentro satisfecho. Es algo que no suelo sentir.

Sigo pensando, porque en mí es inevitable. Pienso en la construcción de un mundo, mi mundo. Sé que comienza a construirse, o más bien, se va construyendo con la vida misma, con la experiencia, con la práctica. Llegar al yo último es mi meta, pero debo saber, y lo sé, que no será hoy ni mañana. Ni siquiera en 20 años. Pero llegará, algún día. He de mentalizarme porque el camino no es recto, ni claro. Habré de vivir muchos otros caminos distintos al mío para llegar a mi fin. Basta de pensar.